miércoles, 27 de mayo de 2015

Hoy es hoy. Viviendo el presente.






¿Cómo está tu capacidad de vivir el presente? ¿Qué tan cómodo te resulta estar en que aquí y el ahora? ¿Rescatas las pequeñas cosas importantes de la vida?

La capacidad y posibilidad de vivir en el Aquí y Ahora requiere reconocer que el presente es lo único seguro que tenemos y por lo tanto, es lo que necesitamos disfrutar y aprovechar al máximo.

Cuando las personas no tienen conciencia de finitud, suelen estresarse. No suelen estar conectadas al presente, sino que se ocupan más del futuro e intentan tener “bajo control” las diferentes variables que le generan incertidumbre.

Mirar nuestro sistema de creencias nos podrá ayudar a descubrir cuál es el “lema” que aprendimos y que no nos permite anclarnos en el presente. Por ejemplo, si en mi familia me enseñaron que lo importante es construir un futuro en vez de disfrutar el ahora, puedo haberme quedado con esta idea y quizá desde allí, estoy actuando aunque no me sienta del todo bien al respecto.






Atrapados en el futuro

No estar en el presente, puede llevarte a dos lugares: el pasado o el futuro.

Si te encuentras en el pasado, probablemente haya alguna situación inconclusa que te mantiene atento o alerta a este tiempo. Lo que además de la emoción que te puede generar, te impide conectarte al presente.

Si te encuentras en el futuro, puedes estar esforzándote innecesariamente, planificando un tiempo en el que no tienes injerencia y que no puedes cambiar a tu antojo, por más que lo desees y así lo quieras.





Señales que de vives en el futuro
• Vives desde el “deber ser”. Haces lo que tienes que hacer y no realmente lo que deseas hacer.
• Puedes exigirte de más para lograr una meta.
• Te mueves desde el esfuerzo.
• Te cuesta disfrutar el momento presente y la espera.
• Te cuesta detenerte en tus actividades o tareas, tomar una pausa o respiro para ver de qué otra manera podrías hacerlo.
• Puedes sentir una presión externa (del mundo) o interna (que viene de ti mismo)

Mónica Muruaga

lunes, 4 de mayo de 2015

Los niños también se estresan




La realidad nos ofrece de manera permanente obstáculos y sorpresas (buenas o malas) que nos demandan una adaptación. La forma cómo nos adaptemos, o no, marcará nuestra sensación de bienestar o malestar. Cada individuo tendrá una manera diferente de afrontar estas dificultades.

Cuando la situación externa o interna (pensamientos o sentimientos negativo, perturbadores, o catastróficos ) superan los recursos psíquicos y cognitivos con que cuenta la persona para afrontar tal situación, aparece el estrés.

Si esto perdura en el tiempo traerá consecuencias graves.

El estrés no es un tema exclusivo del mundo adulto. Los niños y adolescentes también pueden padecerlo. Aquí, el trabajo de los padres está en observar a sus hijos, y ayudarlos a atravesar cualquier situación difícil que se pueda presentar.



Áreas de estrés infantil

Diversos estudios indican que el estrés en niño se puede manifestar en alguna de estas áreas: escolar, familiar y/o social.

En lo escolar, se vincula con su desempeño.

En lo familiar, se vincula a la estabilidad o no que se vive en su hogar, así como el manejo que realizan los propios padres en sus zonas de estrés.

En lo social, tiene que ver con la capacidad que tiene el niño para vincularse con otros y ser aceptados o no.

Igualmente, los niños pueden ser afectados por alguna pérdida o duelo vivido. Así como por alguna situación de temor o inseguridad en la que vivan; o alguna exigencia a la que deben responder en el futuro inmediato.

Los niños necesitan acompañamiento

Para los niños es relevante que se pueda observar cuál o cuáles son los factores estresantes que están viviendo, pues de esta manera, se podrán tomar las medidas más adecuadas para ellos. Los padres pueden realizar esta tarea de la mano de un profesional de la salud, si es que solos no pueden.

Es necesario tener en cuenta que la forma en la que se comporten los padres frente a cualquier situación influirá en cómo el niño la percibirá y vivirá.




Con la agenda a full

La forma y la calidad de vida también marcan la aparición del estrés. Un niño con una agenda llena de actividades curriculares y extra curriculares puede afectarlo. Por ello es importante conocer al niño, entender sus capacidades y limitaciones, comprender sus necesidades y tratar de acompañarlo desde sus posibilidades.


Factores que incrementan el estrés infantil

- Crianza inestable. Inestabilidad en la familia.
- Exigencia o sobre exigencia. Pedirle al niño sin atender sus necesidades e incluso sus capacidades.
- Influencia negativa en relaciones fuera del círculo familiar.




Estrategias para afrontar el estrés:

- Detectar la situación estresante para el niño.
- Expresión abierta de las emociones.
- Promover la flexibilidad para la adaptación a los hechos reales que vive el niño.
- Buscar ayuda profesional en el caso que la situación lo amerite.


Autor del texto: Mónica Muruaga

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